Existen en los desayunos muchos hábitos que poco a poco nos han ido dañando mientras pensábamos que era la única opción, o la más fácil para nosotros. Es frecuente el hábito de la taza de café, algo muy excitante para nuestras glándulas suprarrenales, el café extra energía d nuestras reservas y ésta será agotada rápidamente, y además este estimulante hormonal nos introducirá en un círculo vicioso pues poco a poco toda nuestra vitalidad desaparecerá.
Tomamos además desayunos a base de harinas refinadas de muy rápida absorción y cadena molecular corta, como la bollería, galletas o la fruta muy dulce que no son convenientes para el buen rendimiento de la glucosa.
Un vaso de leche con galletas consiste en un cúmulo de azúcares simples y refinados combinados con todo lo que la leche supone... hormonas, antibióticos y grasas saturadas, que conllevan que a mitad de la mañana hayamos perdido la vitalidad.
En cocina energética equilibramos la glucosa desde el desayuno que es el mejor momento para su aprovechamiento, se trata de nuestro combustible y debemos atender a la manera en que lo suministramos. Encontramos glucosa de buena calidad en los cereales integrales como el arroz, mijo, cebada, quínoa, espelta, amaranto, trigo sarraceno, avena y kamut. No se trata de copos inflados, ni aplastados, ni azucarados, ni con fibra extra, pues los copos y las harinas procesadas crean mucosidades en aparato respiratorio e intestino.
Cuando desayunamos rompemos el ayuno de la noche por eso es importante hacerlo con algo nutritivo y ligero de digestión fácil para poner en marcha al cuerpo poco a poco aportándonos energía de lenta absorción y larga duración. Las cremas de cereales integrales en grano nos aportan claridad mental y nuestras digestiones y evacuaciones serán más completas y fluidas.
En cuanto a la leche su exceso de proteínas y otros componentes suponen una extracción de minerales y nutrientes, traduciéndose en alergias, asma, sinusitis que son ese exceso exteriorizado a través de la piel y las mucosas, a la vez impiden la absorción de otros nutrientes deteriorando el sistema inmunitario.
El déficit de calcio es un problema de pérdida y no de carencia. Un ejemplo de ello es que la osteoporosis es mayor en los países con mayor consumo de leche. Perdemos calcio al cargar al organismo de tóxicos sobre todo los que acidifican como el alcohol, tabaco, azúcar o café, estos tan frecuentes en los desayunos. Pero una persona que toma a lo largo del día semillas, algas, verduras, legumbres, difícilmente tendrá déficit de calcio.
Otro alimento diario en nuestras mañanas, no menos importante que los cereales, es el miso. Éste contiene probióticos que en lugar de crear acidez en nuestro intestino crean vida, se trata de bacterias benéficas, enzimas vivas, que favorecen la digestión y colonizan los intestinos repoblando la flora intestinal. El azúcar y demás alimentos energéticamente fríos y yin como los lácteos, azúcares y café, son ingredientes ácidos, así que es interesante habituarnos al miso como primera cosa a tomar en ayunas. La composición del miso genera un equilibrio óptimo entre carbohidratos naturales, grasas, vitaminas, minerales y proteínas. Su energía antiinflamatoria y cálida es muy agradecida por nuestro intestino en ayunas, así como también antes de comer.
©Laura González es experta en medicina de extremo oriente y nutrición integrativa, certificada en evidencia científica sobre microbiota intestinal, ha trabajado durante años con procesos oncológicos en colaboración médica y ha sido la coordinadora de un departamento de coaching en cocina saludable en área clínica internacional donde fue elegida talento del año en 2017.
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