Lo que no sabes del hierro: Guía definitiva sobre el vínculo entre inflamación autoinmune y anemia.

Lo que no sabes del hierro: Guía definitiva sobre el vínculo entre inflamación autoinmune y anemia.

La falta de hierro nos encamina a una anemia ferropénica, en esta guía vamos a intentar esclarecer distintas cuestiones fundamentales en torno a ella. Una anemia ferropénica que… se suele dar debido a que nuestro organismo no está absorbiendo correctamente el hierro que le damos? ¿Cómo podemos solucionar esto?
Vamos a ver todo esto. Pero… ¿Y si no se trata de que nuestro cuerpo esté inhibiendo la absorción de la ingesta de hierro, sino que el origen de todo ha sido un contexto inflamatorio vinculado además con una posible autoinmunidad? A continuación lo explicaremos.


La falta de hierro puede provocar distintas situaciones, cabellos y uñas débiles, baja producción de dopamina, disminución de la actividad inmunitaria, menor producción de hormonas tiroideas, palidez…


El hierro influye en la actividad inmunitaria, si nos falta ferritina, no tenemos un contexto adecuado para un proceso vírico, el hecho de que tengamos la ferritina baja y nos encontremos mal, no significa que obligatoriamente tendremos un virus, pero una ferritina baja sí significa que estamos débiles a nivel inmunitario. Del mismo modo, un bajo nivel de hierro también nos puede influir de forma directa en nuestra dopamina y tener, por ejemplo, el síndrome de piernas inquietas, que en muchas ocasiones tiene que ver con la ingesta de azúcar pero en otras el problema viene por falta de hierro, o también puede tener que ver con esta falta de dopamina derivada de falta de hierro tener un dolor de cabeza o padecer despertares continuados sin causa aparente… esto tiene a menudo la causa origen en la dopamina.


Y lo que también nos provoca la falta de hierro es por supuesto anemia, lo que conocemos como anemia ferropénica, pues, hay varios tipos de anemia, la anemia por falta hierro, que es la ferropénica, y es la más común, pero también existe la anemia por falta de ácido fólico o de B12, o la anemia por baja producción de hemoglobina, o de hematíes.


En esta guía vamos a explicar algunas cosas sobre la anemia relacionada con falta de hierro, la anemia ferropénica, porque es importante saber que este tipo de anemia se da, o bien concretamente por mala absorción, o bien por un contexto inflamatorio en el organismo, algo un tanto más complejo, pero estos dos serían los dos tipos de causas que necesitamos diferenciar.


1. ¿Esta anemia ferropénica es debida a que nuestro organismo no está absorbiendo correctamente el hierro que le damos? Es decir… ¿Está mi organismo absorbiendo el hierro que le doy? ¿Cómo se puede solucionar esto?


Podemos tener un diagnóstico de anemia ferropénica y en algunos casos estamos ante un problema de inhibición de absorción del hierro por parte de nuestro organismo.


Si tenemos nuestra mucosa digestiva dañada, padecemos hipoclorhidria, o incluso estamos atravesando un proceso de infección por helicobacter pylori…estamos en una situación de salud que perjudica nuestra absorción de nutrientes y en algunos casos nos estamos recibiendo suficiente hierro por esta razón y lo desconocemos.


También tenemos que tener atención a medicamentos como el omeprazol, que inhiben la absorción de hierro, del mismo modo que los AINIES, antiinflamatorios, o corticoides … pues se ha comprobado que dañan el ácido clorhídrico, y éste es fundamental para que el hierro sea absorbido en el duodeno. El omeprazol, concretamente, causó revuelo en su momento en cuanto a los problemas que ocasionaba en relación a la absorción de B12, pero es que bajo evidencia científica ha empezado a asociarse a osteoporosis, osteopenia, SIBO, alteraciones inmunitarias,… Ojo, porque el ácido clorhídrico también está en peligro en situaciones de estrés sostenido en el tiempo, cuando tenemos el sistema simpático con altos niveles de activación, por tiempo prolongado.


También van a perjudicar en nuestra absorción de hierro una situación de inflamación intestinal como celiaquía, SIBO, que acabamos de nombrar … o, simplemente, un intestino irritado también será un problema para la absorción de nuestro nutriente.


Debemos poner atención a los alimentos pues los fitatos que contienen los granos, semillas y legumbres, los antinutrientes, polifenoles, los oxalatos… impiden la correcta absorción. Son cosas a tener muy en cuenta, sobre todo si sospechamos de que nuestro bajo hierro puede tener que ver con una inadecuada absorción.


También el café y el té bajan nuestra absorción de hierro si lo tomamos cerca de éste. Muchas personas que necesitan regular su resistencia a la insulina toman un te verde una hora antes de las comidas, esto les baja la insulina, después toman una cucharada de vinagre de manzana justo antes de comer, y poco rato después de comer optan por una caminata tranquila. Son hábitos para ayudar al organismo desde un punto de vista glucémico. El déficit de hierro está involucrado en el síndrome metabólico, la resistencia a la insulina y el hígado graso no alcohólico. Por lo que si nos encontramos en esta situación y tomamos te verde, o por ejemplo te kukicha, es importante que no tomemos durante la comida, no es nada digestivo beber mientras se come, pero tampoco conviene desde el punto de vista de la correcta absorción de hierro, ni tan siquiera justo tras comer, pue será aún más perjudicial en este sentido que tomar un café, el cual también inhibe el hierro. Por su parte el café tiene otros problemas, como irritar la mucosa gástrica como su acidez, o contener las famosas acrilamidas, que en los últimos años han sido tan estudiadas en relación al cáncer.


Algo que se habla sobre todo en nutrición vegana, es de que el hierro de origen vegetal necesita la vitamina C para su absorción. Por esto las personas con reducción de producto animal han de tener mucha atención a esta vitamina. Nos ayudará absorber el hierro la vitamina C, la vitamina A, el selenio, un adecuado aporte de aminoácidos,… Las lentejas son muy conocidas por su aporte en hierro y muchas personas está atentas a intentar recordar acompañarlas de vitamina C. El alga espirulina, es otro alimento conveniente, sobre todo para personas veganas, pues es contiene los 8 aminoácidos esenciales, contiene magnesio, vitamina A, grupo B (no contiene B12), pero, además, es alta en hierro, contiene 10 veces más hierro que las espinacas, siendo por ello interesante acompañarla de vitamina C. Además, gracias a su clorofila, ayuda a oxigenar nuestra sangre, igualmente lo hace la ciruela umeboshi, alimento de medicina de extremo oriente, alcalinizante, antibiótico, oxigenante, y muy utilizado, además, como remedio para compensar una ingesta inadecuada de azúcares porque es altamente desintoxicante.


También son importantes para la absorción del hierro el cobre y la vitamina B2: para que el hierro se ligue a su transportador, transferrina, necesitamos cobre y B2. La B2 o riboflavina, además de colaborar en el transporte de hierro, tiene un papel fundamental en el reciclado del glutatión, por lo que es antioxidante…incluso tiene que ver con la quema d grasa (cuando una persona está movilizando grasas en el gimnasio, debe aumentar el requerimiento de riboflavina porque el transporte de hierro se puede ver afectado cuando movilizamos grasas, de hecho en dietas cetogénicas se suele recomendar por esta razón


La vitamina B2 es una vitamina que la gran mayoría d los adolescentes la tienen sutilmente baja, y los adultos un 50%. la B2 mejora los niveles de hemoglobina y por tanto facilita la absorción d hierro, por eso es algo que se hace muchísimo cuando no hay un problema de baja ingesta de hierro, si no de baja absorción. Además, la vitamina B2 es necesaria para absorber la vitamina D (para absorber la D necesitamos B2, magnesio y vitamina A, sobre todo magnesio y B2), no obstante una flora intestinal en correcta situación podrá sintetizarla, concretamente la cepa subtilis sintetiza riboflavina. Incluso, ante una vitamina D que no estemos absorbiendo a menudo no se trata de suplementar, ni siquiera con B2 o magnesio, sino que se trata de corregir un problema de absorción de una forma más profunda, corregir por un ejemplo un SIBO, y con la vitamina B12 ocurre igual, a menudo es un problema de absorción de nuestro intestino, más que una falta de ingesta.


Con el mineral zinc también debemos poner atención para lograr una adecuada absorción de hierro, pero no para tomarlo a la vez o cerca, como decíamos con la vitamina C, sino todo lo contrario, debemos tener cuidado pues a partir de 50mg de zinc al día podrá desplazar la ferritina, bajando sus niveles. Al zinc le ocurre con el hierro algo parecido a lo que le ocurre con el cobre, que ocasiona que bajen los niveles de éste. Cuando ocurren estas incompatibilidades en la mayoría de los casos basta con separar las ingestas/tomas. Si no tenemos un diagnóstico de deficiencia de hierro no debemos tampoco obsesionarnos con esto, si tomamos un suplemento de zinc, simplemente atenderemos a que no falte el hierro en la dieta. Los suplementos de calcio también convienen igualmente tomarlos lejos del hierro si tenemos una situación de anemia.


En resumen, si tenemos una inadecuada absorción de hierro debemos atender a mejorar el estado de la mucosa estomacal y la producción de ácido clorhídrico, descartando, incluso, la presencia de helicobacter pylori y la autoinmunidad estomacal. También tratar la posible disbiosis intestinal (SIBO, IMO, SIFO, PARASITOSIS), descartar celiaquía y enfermedad inflamatoria intestinal, evitar café o te, cerca d los alimentos ricos en hierro, verificar los niveles de cobre y considerar la deficiencia de B2, tener atención a la suplementación de zinc y de calcio, y poner especial consideración a los fármacos como IBP (omeprazol) y antiácidos.


2. ¿Y si no se trata de que nuestro cuerpo esté inhibiendo la absorción de la ingesta de hierro, sino que el origen de todo ha sido un contexto inflamatorio vinculado además con una posible autoinmunidad?


Ya se ha empezado a contemplar un segundo tipo de anemia ferropénica, en la que el problema no es tanto la inhibición de la absorción del hierro de la ingesta, sino una situación inflamatoria que además es fundamental atender cuanto antes porque a menudo puede dar lugar a una autoinmunidad.


Para entender este tipo de anemia causada por inflamación vamos a diferenciar entre dos déficits de hierro, déficit real y déficit funcional: bajo la evidencia científica reciente, existen dos tipos de deficiencia de hierro, por un lado, la que conocíamos hasta ahora, que es una deficiencia de hierro real, y, por otro lado, recientemente se ha empezado a contemplar la deficiencia de hierro funcional. Los vamos a explicar, pues el dato que hasta ahora teníamos es que el 30% de la población tiene déficit de hierro, pero según los estudios recientes en los que ya se habla de hierro funcional, ese 30% de la población se elevaría si tuviéramos en cuenta este otro tipo de anemia.


Un déficit real sería aquel en el que tengo deficiencia y es debido a que no tomo o no absorbo hierro y no tengo suficiente de reserva, lo que conocemos como ferritina. Si por el contrario sí tengo hierro en mi organismo, pero solamente lo estoy guardando, quiero decir, no lo estoy usando, lo tomo y lo absorbo, pero no lo uso, en ese caso, el tratamiento es distinto, pues el déficit más que de hierro propiamente es de hierro funcional, hierro que mi organismo utilice, pues no lo está usando, y, en este caso, no se trataría de necesitar un suplemento de hierro.


Por tanto, aunque el déficit de hierro sea uno de los déficits de micronutrientes más importantes del mundo, uno de los más extendidos, a veces, no nos falta hierro realmente, pues en realidad nos los estamos guardando en forma de ferritina, no nos falta hierro real, en todo caso podemos tener un problema de falta de hierro funcional, de ahí que la ferritina sea uno de los valores más importante a observar en la analítica, para poder descartar o no una deficiencia real de hierro.


Además, es importante que el profesional sanitario que evalúe nuestro caso conozca los rangos de funcionalidad de hierro en una analítica, pues a menudo podemos ver unos valores que indiquen que en momento presente estamos ante una falta de hierro real pero, conociendo los valores y pudiendo contrastar con analíticas del pasado, podremos acabar comprobando que la causa raíz fue realmente un problema de hierro funcional, por un contexto inflamatorio del organismo, pero un problema de hierro funcional, en una etapa en que había suficiente ferritina, es decir, hierro de reserva, pero que, tras pasar el tiempo, ha acabado derivando en anemia real, ya nos encontramos la ferritina baja, una ferritina que antes tenía un nivel correcto, ahora nos aparece baja en la analítica, y el profesional sanitario, que valore nuestro cuadro clínico y nuestra analítica, ha de tener en cuenta que la causa raíz de todo ha sido una situación de inflamación, es decir que deberá conocer los rangos de funcionalidad para poder saber el origen de la anemia y por ende poder hacer un abordaje correcto.


Según las investigaciones recientes, la forma de analizar los valores de anemia en una analítica ha cambiado. Si la ferritina, ese hierro que guardamos, que nos reservamos, está por debajo de 30 ya es baja, aunque aún no tengamos anemia, tenemos una situación que atender, pues podemos estar teniendo todavía hierro a nuestra disposición, lo que es el hierro funcional, llamado sideremia, pero tener nuestra ferritina baja, por debajo de 30 ya es baja, incluso, si somos mujeres, deberíamos tener entre 40 y 50, y si esa ferritina baja continúa puede bajarnos ese hierro del que disponemos, y luego llegaría la hemoglobina baja, lo que conocemos como anemia.


Una mujer que tenga menos de 13 de hemoglobina aparentemente estaría dentro de rango validado hasta ahora sin embargo según la evidencia científica reciente estos valores están demasiado ajustados, una hemoglobina por debajo de 13 en una mujer, que tenga la ferritina en niveles correctos, puede indicarnos que tiene cierta deficiencia en su hierro funcional, debido a algún contexto inflamatorio, y ello podrá desembocar en que baje la ferritina en un futuro, se perjudique la hepcidina y como consecuencia llegue una deficiencia de hierro real.


Pero, ¿por qué una situación de inflamación genera esta deficiencia de hierro funcional? Lo que ocurre en el contexto inflamatorio es que los patógenos involucrados en la inflamación se comen el hierro, por ello, el organismo empieza a no poner en funcionamiento el hierro que que tiene, lo guarda para protegerlo de los patógenos, evitar que estos se lo coman, empieza a reservarlo.


Por tanto, el no tener hierro a disposición, aunque tengamos un buen nivel de ferritina, es un indicativo de que caminamos a una anemia futura, y a esa anemia la llamamos anemia por inflamación, pues no deriva de que el cuerpo no reciba o absorba hierro, sino que deriva de que en un inicio lo que no tenemos es hierro funcional, hierro a disposición, porque nuestro organismo lo reserva para que no se lo coman los patógenos involucrados en la inflamación, o incluso para que simplemente no se oxide. La responsable es la hepcidina, es una proteína que se fabrica en el hígado y, cuando estamos en un contexto inflamatorio o un contexto vírico, ella es quien hace esto, hace que el hierro se guarde, y no se ponga en funcionamiento. Pero además, el problema es que esta proteína también hace que se absorba menos hierro, por lo que nos va entrando poquito y cada vez menos, y, aunque ese poquito lo vamos reservando, pero el hecho de entrar poco hace que, aunque inicialmente tengamos hierro de reserva, esa ferritina, y solo nos falte el funcional, luego acabará por bajarnos también la ferritina, pues poco a poco vamos usando ese hierro de reserva hasta llegar a la anemia, es decir que la propia hemoglobina empieza a bajar debido al contexto inflamatorio de origen. Al final, aunque estábamos ante una anemia funcional, y no una anemia real, nos encontramos, finalmente, ante una anemia real…


Por tanto, para abordar una anemia con el tratamiento correcto, en lugar de suplementar directamente con hierro, es fundamental averiguar cuál de estos dos tipos de anemia tenemos delante, cuál es el origen, siendo interesante ver si en análisis anteriores la persona tenía la ferritina alta… porque así el profesional sanitario que está valorando una posible anemia presente, podrá saber si proviene en realidad de un contexto inflamatorio, pues, en estos casos la persona puede que no mejorase suplementándole con hierro, según qué caso, es muy posible que tenga que tomarlo, sobre todo si ya tiene anemia real, pero en realidad para que el cuerpo lo pueda volver a absorber por sí mismo lo que hay que mejorar es el contexto oxidativo inflamatorio.


¿Qué tiene que ver una posible autoinmunidad con todo esto?


Un contexto inflamatorio en el organismo, puede estar bloqueando el hierro funcional, que es el hierro del que nuestro organismo hace uso. Hay reservas, no hay anemia, pero este bloqueo del hierro que el cuerpo emplea, a la larga acaba desembocando en anemia real. Es una anemia que podríamos llamar anemia por inflamación, pero, en última instancia, es anemia propiamente… una situación que tiene en origen una inflamación que si no se detecta puede cronificar, y llevarnos en muchos casos a fibromialgias,… autoinmunidad… incluso, si el escenario empeora mucho, cáncer, y en definitiva, enfermedades del siglo XXI…


La mayoría de ellas implican un contexto inflamatorio.


Lo que en un inicio podía ser solamente un contexto inflamatorio oxidativo, como un hígado graso, o una infección… son procesos que pueden generar procesos autoinmunes así como anemias. Hablamos de contextos autoinmunitarios asociados a anemia por inflamación, y en sus orígenes el problema que está por venir es silencioso, pues únicamente encontramos que hay menos hierro circulante, es decir menos hierro funcional, pero no hay anemia, lo que hay es más actividad inmunitaria, más glóbulos blancos y menos glóbulos rojos, por lo que finalmente el cuerpo se confunde y fabrica anticuerpos contra sus propios glóbulos rojos. Es la autoinmunidad, y tal como decimos, involucra una inflamación que puede llevar a la larga a una anemia.


Podríamos ver una analítica de una persona con autoinmunidad y anemia, y nos encontramos con que la persona tiene cubiertos los niveles de B12, B9 y cobre… pero su hemoglobina no llega a los niveles adecuados. Cuando vemos que su ferritina está muy alta nos damos cuenta que la situación inflamatoria no está permitiendo a esta persona poner el hierro a circular, sino que lo está guardando. Tiene una anemia por inflamación y ocurre con frecuencia en contextos de autoinmunidad. En el caso de que se le recomiende suplementarse con hierro, no solo no lo va a absorber adecuadamente y no van a mejorar apenas los valores de su analítica sino que su posible disbiosis intestinal puede empeorar con cierta facilidad y podrá empeorar también el proceso oxidativo. Recordemos que por algo el organismo prefiere guardar este hierro, por algo la hepcidina, concretamente, reserva el hierro que entra en el organismo, para que no se lo coman los patógenos. Por lo que va a ser preferible abordar la situación mejorando la alimentación para esa autoinmunidad, mejorando la absorción de la vitamina D, la A, etc… y en caso de tomar hierro siempre va a ser preferible que sea un suplemento sublingual, para no provocarle más disbiosis. En muchas ocasiones, no tiene porqué existir ya lo que es la patología autoinmune, lo que encontramos es una infección o un hígado graso que han provocado un contexto inflamatorio oxidativo y lo que hay que hacer es corregir esa situación antes de que esa inflamación cronifique y derive en inflamación crónica, autoinmunidad y en anemia.


En una analítica de artritis reumatoide, podemos encontrar una ferritina muy elevada, el resto de los valores bajos, ahí tendríamos claro que es anemia por inflamación, no es anemia real propiamente, pero al cabo del tiempo nos encontramos que todos los valores han caído y que ya existe una anemia propiamente, pero el conocer los resultados de esas analíticas anteriores, que nos hablaban de inflamación será lo que ayude a saberlo con determinación para poder hacer el abordaje adecuado.


En conclusión, incluso encontrando que nuestra analítica nos muestra que tenemos en momento presente un déficit real de hierro, pues incluso la ferritina la tenemos baja, aún así será fundamental saber si el problema de origen ha sido una inflamación, algo altamente común en autoinmunidad, y será fundamental saberlo porque en esos casos a menudo lo que conviene es en realidad corregir un SIBO, o una inflamación intestinal, un hígado graso, una infección, una hipoclorhidria, un helicobacter pylori, o dejar un omeprazol, o mejorar la inmunidad… en lugar de tomar hierro que puede de hecho empeorar un cuadro de sibo, o, puede convenirnos más, sobre todo si ya hay anemia, atender a vitaminas como la B2, B12, B9, cobre…poner atención a posibles sangrados menstruales muy abundantes, o a mejorar una posible colitis ulcerosa en la que también se pierde hierro.


Pero ¿Y qué ocurre si en realidad nos sobra hierro? Clica aquí para verlo, y ver también qué suplementos de hierro están recomendándose en área clínica.


Este contenido tiene un enfoque meramente didáctico y no pretende proporcionar indicaciones médicas específicas. Cada individuo es único y las necesidades pueden variar considerablemente. Por lo tanto, es imprescindible tener en cuenta que cualquier decisión relacionada con la dieta, la suplementación o el uso de medicamentos debe ser tomada bajo la supervisión y guía de un profesional de la salud cualificado.


© 2023. Laura González. Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de este texto sin autorización previa por escrito de la autora.


Laura González es experta en medicina de extremo oriente y nutrición integrativa, certificada en evidencia científica sobre microbiota intestinal, ha trabajado durante años con procesos oncológicos en colaboración médica y ha sido la coordinadora de un departamento de coaching en cocina saludable en área clínica internacional donde fue elegida talento del año en 2017.


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