Se ha demostrado un mayor índice de depresión en personas con intestino irritable: “A gut on fire is a brain on fire” (un intestino en llamas es un cerebro en llamas). Recientemente se está relacionando el parkinson con un exceso de helicobacter pilory, así como con bajos niveles de dopamina.

En nuestro intestino se asientan neuronas que conforman nuestro sistema nervioso entérico, un sistema nervioso autónomo que tiene autonomia propia para tomar decisiones, tiene mas neuronas que la espina dorsal y actúa independiente del sistema nervioso central, es la razón por la que venimos escuchando que el intestino es nuestro primer cerebro. El 80-90% de la serotonina y el 50 de la dopamina se fabrica en el intestino. Podemos decir que el eje intestino cerebro es una comunicación bidireccional, sobre todo, teniendo en cuenta que la inflamación en uno, provoca inflamación en el otro.

En una microbiota intestinal en eubiosis y en correcto funcionamiento se generan neurotransmisores, es decir serotonina, dopamina, gaba, vitamina D, vitaminas del grupo b y del grupo k. Por el contrario, si tenemos disbiosis se producen toxinas y esto facilita la neuroinflamación, que puede promover enfermedades psiquiátricas (ansiedad, depresión, trastorno bipolar, esquizofrenia, estrés postraumático…), degenerativas (alzheimer, demencia, parkinson), trastorno del desarrollo (autismo, TDAH), Neurológicas (epilepsia, cefaleas) o enfermedades cerebro vasculares como ictus, arterioesclerosis o esclerosis múltiple.

Ante una patología neuropsiquiátrica, es importante, por un lado, conocer la relación con el embarazo de la madre, si tuvo estrés, qué comía, cómo estaba su inmunidad, incluso su flora oral. Si el parto fue cesárea o vaginal. Si la lactancia fue materna o artificial (en la leche materna se encuentra la cepa lactobacillus reuteri, la cual protege el sistema inmunitario del bebé). O si esa persona vivió en una ciudad o en un pueblo en sus dos primeros años. Si comía alimentos procesados o comida real, si tenía relación con animales domesticos. O si tenía contacto con la tierra a través de las manos. En edad adulta, van a ser igualmente altamente recomendables estas situaciones para mejorar nuestra microbiota intestinal.

Por otro lado, es interesante disponer de algunos alimentos y reducir otros. La cepa lactobacillus que contienen los vegetales fermentados como el chucrut o los pickles favorece el neurotransmisor denominado gaba, por lo que se viene empleando con éxito en situaciones de ansiedad y depresión. Además, la cepa plantarum del chucrut nos ayuda, además de en situaciones de inflamación, intestino irritable, y gases, en la elasticidad de la piel. Esta cepa nos interesa también para reducir la zonulina de nuestro intestino, una proteína cuyo exceso supone que las uniones celulares se mantengan abiertas y perjudique a nivel neuronal en este eje intestino cerebro que decimos (con disbiosis, hay necesidad de sellar la barrera intestinal, evitar que se genere una apertura patológica de la barrera intestinal y la hematoencefálica). Para el mismo fin de reducir la zonulina nos interesará reducir el gluten. Nos interesarán, por el contrario, los beneficios de los lactobacillus que contiene el kéfir (lácteo o vegano), así como también va a ser fundamental aumentar el butirato, tanto como podamos, aportando hongos como el reishi, la melena de león,… y también almidón resistente.

Clica aquí para leer más sobre qué es el butirato y cómo aumentarlo , y entra en este otro enlace para ver el artículo sobre por qué conviene reducir el gluten.

El butirato es fundamental, pero nos conviene, además, tomar fitoquímicos (el miso, la cúrcuma, la manzana, siendo ésta particularmente interesante a nivel intestinal y siendo recomendable su consumo desde la máxima variedad).

Algunos de estos alimentos, como el miso o el reishi o el chucrut se utilizan en medicina de extremo oriente, lo que conocemos como macrobiótica. Hay otro alimento macrobiótico muy interesante también y es la raíz de kuzú pues esta raíz es el mejor alimento para nuestra bacteria lactobacillus.

Por otro lado, el ácido láurico del aceite de coco, asi como el te verde están considerados como alimentos importantes ante depresión, alzheimer o situaciones de neuroinflamación como esclerosis múltiple.

En relación a la cuestión de las cepas probióticas, tenemos que saber que a menudo no es que nos falte un probiótico, primero hay que equilibrar ácidos grasos, identificar si hay un problema derivado de un fármaco, o intentar solucionar la dolencia con antibiótico natural. Concretamente en relación a los ácidos grasos, a menudo, más que una necesidad de repoblar nuestra flora, lo que tenemos es inflamación por falta de omega 3, principalmente de cadena larga. Los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 modulan la microbiota, tanto el tipo como la abundancia pero además regulan los niveles de ácidos grasos de cadena corta (como el butirato que hemos dicho, que influye en el eje intestino cerebro).

Podemos tener por tanto una necesidad de equilibrar el balance entre omega 3 y omega 6, así como podemos tener un déficit de minerales, quizás por un problema de absorción, en caso contrario los minerales mantienen una resistencia adecuada en nuestras paredes estomacales y esto hace que la digestión se haga correctamente y lleguen a nuestro intestino los alimentos como deben llegar, protegiendo nuestro eje intestino cerebro. El agua de mar, el agua de coco, los jugos verdes, el caldo de huesos son alimentos interesantes para protegernos en este sentido.

Cabe mencionar que siempre que hay una patología neurológica con necesidad de sellar la barrera intestinal y con una asociación con cándida o sibo, tanto el ejercicio como el ayuno intermitente son importantes. También se emplea con éxito el 5htp, se utiliza para aumentar la serotonina, así como alimentos altos en triptófano y alimentos altos en magnesio (como son el apio y las hojas verdes, aumentando además el gaba). Aumentar la serotonina y el gaba es algo muy conveniente en problemas de fibromialgia y depresión, el gaba concretamente se emplea mucho ante problemas de descanso, estados de ansiedad y para parkinson (se pueden emplear dosis entre 50 y 200mg al dia, según estime el profesional que esté pautando el tratamiento). El gaba, además, disminuye la toxicidad del glutamato…clica aquí para leer más sobre el glutamato y aditivos

La fenilalanina es un aminoácido que es también objeto de estudio, ya que tiene un papel importante para la formación de neurotransmisores, siendo por esto capaz de mejorar la memoria, aumentar la capacidad mental y hasta mejorar el humor.

© 2023. Laura González. Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de este texto sin autorización previa por escrito de la autora.

Laura González es experta en medicina de extremo oriente y nutrición integrativa, certificada en evidencia científica sobre microbiota intestinal, ha trabajado durante años con procesos oncológicos en colaboración médica y ha sido la coordinadora de un departamento de coaching en cocina saludable en área clínica internacional donde fue elegida talento del año en 2017.

REFERENCIAS Y ESTUDIOS:

Constantini L. Molinari R. Farinon B. Merendino M. Impact of Omega-3 Fatty Acids on the Gut Microbiota

Wang J. Ji H. Wang S. Liu H. Zhang W. Zhang D. Wang Y. Probiotic Lactobacillus plantarum Promotes Intestinal Barrier Function by Strengthening the Epithelium and Modulating Gut Microbiota

Bell V. Ferrao J. Pimentel L. Pintado M. Fernandes T. One Health, Fermented Foods, and Gut Microbiota

François Couplan, Pueraria lobata, Aimez vos plantes invasives.

Ardigò, W. (2017) Healing with Medicinal Mushrooms. A practical handbook. Youcanprint Self-Publishing.

El estrés en la infancia altera la microbiota y causa ansiedad. Nat Commun. 2015]. De Palma G, Blennerhassett P, Lu J, Deng Y, Park AJ, Green W, et.

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