Alergia al gluten y celiaquía

Alergia al gluten y celiaquía

En fibromialgias y en hashimoto es frecuente, tanto tener un diagnóstico de intestino irritable, como notar una gran mejora al reducir o eliminar el gluten. 


Ante un intestino irritable encontramos una situación asociada a un problema de permeabilidad intestinal.


Es decir, una posible disbiosis inducida, por ejemplo, por fármacos, ya que, a veces encontramos intolerancias intestinales que, reacciones que se producen hacia la lactosa, los fructanos, la fructosa, los carbohidratos fermentables, la cafeína,... la causa puede estar relacionada con un fallo en la producción enzimática derivada de una posible hipoclorhidria, y aquí puede haber una relación farmacológica, directa o indirecta.


También puede ser una situación intestinal inducida por alcohol o nicotina, o también enfermedades sistémicas como la artritis reumatoide, epilepsia, celiaquía, estrés… también parásitos o sobrecrecimiento de bacterias como helicobacter pilori, escherichia coli, salmonela, bacteroides... o virus como rotavirus o VIH.

 

Así mismo, la causa puede estar también en metales pesados. Existen, por ejemplo, diversos estudios que afirman que la presencia de mercurio, acompañando a cierta escasez de bacterias lactobacillus, se asocia con una candidiasis crónica. Y la candidiasis intestinal está a menudo asociada con fibromialgia, de hecho, es común, hablar en fibromialgia de la problemática de empastes antiguos de mercurio y de la posible necesidad de cambiarlos.


El tema de los metales ha cobrado gran importancia en la última década, incluso, tal como explico en el artículo sobre el hierro, en que vemos toda la cuestión de su absorción y los posibles problemas de autoinmunidad, una simple suplementación de hierro para una persona con anemia puede empeorar una situación de disbiosis intestinal, debido a que, de alguna manera, le estaríamos dando de comer a estas bacterias, al darles hierro… Clica aquí para ver el artículo con lo que no sabes sobre el hierro


En un contexto de inflamación intestinal, podemos encontrar, como decimos, intolerancias alimentarias, pero tambien puede haber una reacción tóxica por parte del organismo, que implica al sistema inmune. Son las llamadas alergias alimentarias. Diversas patologías están asociadas a alergias/sensibilidad alimentarias, como son problemas respiratorios, la fibromialgia que mencionábamos, problemas dermatológicos, intestinales, psicológicos, obesidad, enfermedades autoinmunes como tiroiditis de hashimoto.


En las intolerancias que decíamos, la diferencia es que el problema no es alérgico, no se implica la inmunidad, si no que es intestinal, hay una falta de enzimas para metabolizar los nutrientes, incluso, una falta de equilibrio energético. En una sensibilidad no llega a haber si quiera un problema de déficit enzimático, es un problema mucho más leve, simplemente hay un trastorno digestivo que no requiere de una exclusión estricta del gluten). Pero en un problema alérgico sí se implica la inmunidad, puede haber de base una intolerancia, pero a efectos presentes ya hay una respuesta inmediata de anticuerpos (LgE), y, en un paso más alla, hablaríamos de autoinmunidad, cuando esa alergia llega a atacar a las paredes intestinales de forma agresiva, ya no es una alergia, es una autoinmunidad llamada celiaquía:


No es lo mismo ser alérgico al gluten que ser celiaco, la celiaquía destruye tejidos de la pared del intestino. Y es que la enfermedad celiaca es una enfermedad autoinmune que ataca la pared intestinal propiamente, se daña el intestino delgado y esto llama al sobrecrecimiento bacteriano: ante el trigo, el organismo fabrica anticuerpos que atacan a las propias células, en particular las del tubo digestivo. Ocurre también con la cebada, el centeno, y la avena. (la avena actualmente no contiene el gluten en sí misma, pero si contiene debido al proceso de siembra, aunque se puede adquirir con certificación libre de gluten). 


La celiaquía es una autoinmunidad en la que hay que poner mucha atención pues el gluten dificulta la absorción de los nutrientes por parte del organismo y van surgiendo déficits. Según se va alterando la microbiota, avanza la enfermedad celiaca. Sin gluten, no se suele desarrollar aunque haya predisposicion genética. Se trata de que contamos con una microbiota concreta que no logra degradar la gliadina, esos péptidos de gluten... y aparece disbiosis, sibo y celiaquía (el sibo puede ser detonante d la enfermedad celiaca, siempre hay, no sabemos si causa o consecuencia, lo que sí sabemos es que hay un tipo de microbiota que detona la celiaquía). Cuidando microbiota la probabilidad de desarrollar la enfermedad es mucho menor. Los probióticos como el lactobacilus ayudan a degradar los péptidos de gliadina, también el plantarum del chucrut (col fermentada), un alimento muy interesante en este contexto del gluten, sobre todo si aún no hay una celiaquía. Habiendo celiaquía es interesante los lactobacilus y también las bifidobacterias, concretamente bifidofbacterium infantis. Accede aquí a la información general sobre probióticos y prebióticos


Pero... ¿Cuáles son los anticuerpos en una alergia al gluten y cuáles en una celiaquía?


Las alergias alimentarias son una reacción excesiva del organismo cuando entra en contacto con ciertos alimentos. Provoca una respuesta inmune del organismo, activando la inmunoglobulina E, la respuesta inmunológica en una alergia al gluten involucra principalmente los anticuerpos de tipo IgE (inmunoglobulina E). Los IgE son las inmunoglobulinas que está relacionadas con la alergia e histaminosis, con un agente alérgeno que nos provoca reacción dérmica, intestinal, pulmonar (la alergia inmediata se mide en IgE, la retardada en IgG).


Sólo se necesita una pequeña cantidad de alimento para desencadenar la reacción alérgica en pocas horas. Los alimentos que más frecuentemente pueden causar alergias e intolerancias son la leche, los huevos, los productos con trigo, las frutas, los vegetales, los frutos secos de cáscara, las legumbres, pescado y marisco.


Para combatir al agresor, al que provoca la alergia, las inmunoglobulinas se elevan y uniéndose a los mastocitos policías liberan histamina para combatir al agresor: se produce un exceso de histamina por parte de los mastocitos-policias en las fronteras con el mundo exterior (la piel, el tubo digestivo y las vías respiratorias). Los síntomas suelen ser inmediatos y pueden incluir urticaria, dificultad para respirar, hinchazón, picazón en la piel, y en casos graves, una reacción anafiláctica. Encontramos heces pastosas, dermatitis con picor, rinitis y asma. Pero además cuando hay una disbiosis en el intestino, crecen las bacterias que producen histamina, y, de hecho, como decimos, es común que sea por eso, todo el organismo a la defensiva por una disbiosis. 


Por su parte, en celiaquía se implica predominantemente anticuerpos de tipo IgA e IgG. La respuesta inmunológica en la enfermedad celíaca afecta principalmente al revestimiento del intestino delgado, causando inflamación y daño a las vellosidades intestinales. Sobre todo provoca défictis por mala absorcion. Es interesante destacar que las personas celiacas suelen tener problemas de baja serotonina. Clicando en este acceso, puedes ver la información sobre neuroinflamación. 


En celiaquía se ven los marcadores de las inmunoglobulinas mediante una serología, que es una prueba de laboratorio para detectar anticuerpos u otras sustancias en una muestra de sangre. También se hace una biopsia de las vellosidades. Cabe señalar que lo óptimo es hacer además un test genético, no solo para descartar celiaquías sino para preveer que se pueda generar una celiaquía,


¿Qué ocurre en hashimoto?


En la autoinmunidad conocida como tiroiditis de hahimoto, puede haber una alergia al gluten o una celiaquía, ambas opciones pueden ocurrir, y, muy a menudo, lo que hay realmente es una celiaquía sin desarrollar, aún no se ha desarrollado la enfermedad, asoma, una alergia, pero la celiaquía está esperando en el futuro, incluso, muchos ensayos afirman que la persona puede tener esa tiroiditis en realidad por estar consumiendo gluten, no sabiendo que tiene una celiaquía sin desarrollar, y asomando ésta como alergia al gluten y como tiroiditis.


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En estas situaciones, inflamatorias, y distintas entre sí, que describimos es necesario, entre otras cosas, eliminar el gluten y hacer, por otro lado, una reducción del producto animal, en especial, los lácteos y carnes rojas. Además, en relación al producto animal, sabemos que cuanto más vegetal sea nuestra alimentación, más alcalinidad habrá en nuestro organismo, ya conocemos la gran importancia de eliminar acidez para poder recuperarnos en un proceso oncológico que se pueda estar atravesando. Una alimentación ácida se nota en olores corporales, del sudor o del aliento. De cualquier manera, nuestro organismo agradecerá esta situación de reducción, desde un punto de vista general de desintoxicación, nuestro organismo lo agradece, así como la reducción de alimentos procesados, por sus pesticidas y metales pesados, y de lo que son las harinas, principalmente las refinadas. Es decir que "nuestros filtros" agradecen este enfoque nutricional independientemente de no padecer una situación de salud grave.


Y en cuanto a las intolerancias y alergias alimentarias, cabe señalar que, a menudo en ambos casos, se viene observando en los últimos años una causa raíz de hipoclorhidria. Frecuentemente, podemos padecer una hipoclohidria que ocasione intolerancias, alergias e incluso sobrecrecimiento de helicobacter y/o sibo y autoinmunidad posteriormente. Las intolerancias está relacionadas de forma más directa, pues decíamos que en ellas hay un déficit enzimático que impide la adecuada metabolización de un nutriente en particular. Alrrededor del 6% d la poblacion tienen intolerancia, sobre todo mujeres. La hipoclorhidria está de forma directa relacionada con la baja producción enzimática. No obstante, podemos partir de una intolerancia y evolucionar hacia alergia, sibo y y autoinmunidad, por tanto la hipoclorhidria es un punto donde conviene poner foco.


© 2023. Laura González. Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de este texto sin autorización previa por escrito de la autora.


Laura González es experta en medicina de extremo oriente y nutrición integrativa, certificada en evidencia científica sobre microbiota intestinal, ha trabajado durante años con procesos oncológicos en colaboración médica y ha sido la coordinadora de un departamento de coaching en cocina saludable en área clínica internacional donde fue elegida talento del año en 2017.


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